Pirineo oscense y francés

Cualquier pretexto es bueno para acercarse a los Pirineos, ya sea con el fin de disfrutar de la naturaleza, practicar deportes o, cómo no, montar en moto. Resulta complicado decidir un lugar entre el amplio abanico de opciones, pero situaremos la población de Aínsa como origen de nuestras rutas, dada su céntrica situación en la provincia de Huesca y su relativa cercanía a los puertos franceses más emblemáticos. Sin duda, este es un entorno que todo amante de viajar sobre dos ruedas debe recorrer una vez en la vida. ¡Y repetir tampoco es mala idea!


Cartel en el puerto francés de Aubisque

PUNTO DE PARTIDA: Aínsa 

Aínsa merece un caminar sosegado por sus angostas calles, donde el reloj parece haberse detenido en el medievo. Catalogada como Conjunto Histórico-Artístico, sus principales atractivos son la fortaleza amurallada del siglo XI, la iglesia de Santa María del siglo XII y la Plaza Mayor porticada. Además, su elevada situación le aporta una espléndida panorámica del Embalse de Mediano y las montañas circundantes.


1ª RUTA - Viaje por el Prepirineo aragonés

Tal vez las sierras prepirenaicas que cruzamos en este primer itinerario no sean tan famosas como sus hermanas de mayor altitud. Sin embargo, de bien seguro te sorprenderán por su agreste belleza. Aínsa da el pistoletazo de salida a la ruta, que empieza bordeando el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara. Rodamos entre carreteras de poco tránsito y, en ocasiones, bajo la atenta mirada de las aves rapaces. Después de tal remanso de paz llegamos a la villa de Alquézar, donde es altamente recomendable aparcar la moto en el parking de acceso y sumergirse en sus callejuelas empedradas.

Partimos ahora hacia la comarca de la Hoya de Huesca, donde un tramo enrevesado nos lleva a las puertas del Castillo de Loarre. Más adelante descubrimos, en la lejanía, las formaciones rocosas de los Mallos de Riglos. Fruto de la erosión del agua y del viento, sus trescientos metros de altitud completamente verticales dejan boquiabiertos a propios y extraños. Buitres y águilas sobrevuelan las rocas, en cuyos huecos encuentran su hábitat, e intrépidos escaladores desafían las descomunales paredes. Resulta inevitable detenerse en el Mirador de los Mallos, situado en el margen derecho de la carretera. 

Seguimos hasta toparnos, de repente, con el Monasterio de San Juan de la Peña, celosamente resguardado por un espeso bosque. No lejos de allí encontramos Jaca, ciudad en la que cobra protagonismo su ciudadela con planta en forma de estrella. El retorno a Aínsa por el puerto de Serrallo nos adentra de nuevo en lo más profundo, desconocido y salvaje de la Sierra de Guara. De hecho, es habitual que tengamos la carretera para nosotros solos. Tras un buen puñado de quilómetros, se hace extraño encontrar las primeras construcciones. De vuelta a la realidad.



NO TE PUEDES PERDER...

Alquézar

Enclavada en el último cañón del Río Vero, Alquézar está coronada por la Colegiata de Santa María la Mayor, de origen árabe. También conviene destacar la Plaza Vieja, excelentemente conservada, y los abundantes arcos de piedra y escudos de armas de los edificios. No en vano, la localidad es merecedora del título de Conjunto Histórico-Artístico. Adicionalmente, los amantes de la aventura encontrarán muchos establecimientos que organizan rutas de barranquismo por los Cañones de Guara. Para terminar, el Mirador de O' Bicón ofrece unas bonitas vistas de las cristalinas aguas del Vero.

Castillo de Loarre

Construido en el siglo XI por el Rey Sancho III de Navarra, se erigió como un enclave estratégico durante la Reconquista. Desde su altura, las tropas cristianas controlaban la llanura de la Hoya de Huesca y la rival plaza musulmana de Bolea. Ya en tiempos recientes, ha servido de escenario para películas como ‘El Reino de los Cielos’, del aclamado director Ridley Scott. Desde el mismo parking de la entrada se pueden admirar las murallas y la torre del homenaje en un sorprendente aspecto de preservación.

San Juan de la Peña

En medio de un entorno natural protegido, el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña alberga los restos de una iglesia mozárabe, dos iglesias románicas de los siglos X y XI y un claustro del siglo XII encastrado en la roca. Como ejemplo de su importancia histórica, sirvió de panteón de los primeros reyes aragoneses. 

Jaca

Rebosante de historia, Jaca fue la primera capital del Reino de Aragón. Su principal reclamo lo encontramos en la ciudadela del siglo XVI, la única en Europa que conserva el estado original, sin otras edificaciones cerca. Esta joya arquitectónica se construyó para repeler el ataque de los franceses y desempeñó un papel importante durante la Guerra de la Independencia.


2ª RUTA - Los puertos míticos del Pirineo central

En este segundo trayecto nos aventuramos a rozar las altas cumbres pirenaicas y a emular las gestas de los ciclistas del Tour de Francia, quienes protagonizan en estas carreteras algunas de sus etapas más exigentes. En nuestro caso, rodaremos de una forma más descansada... pero igualmente apasionante. 

Con esta idea en mente salimos de Aínsa y, unos quilómetros más al norte, el túnel de Bielsa-Aragnouet nos traslada a suelo francés, donde comienza el recital de puertos. El primero que coronamos es el Col d'Aspin, cuyas laderas suelen estar habitadas en verano por rebaños de vacas que campan a sus anchas. Proseguimos con el Tourmalet, el punto más icónico y elevado de la ruta con sus 2.155 metros de altura. Y continuamos por los pasos de Soulor y Aubisque, muy próximos entre sí y tremendamente bellos. Las vistas son sobrecogedoras: las nubes acarician las cimas, mientras abajo la carretera se retuerce por las pronunciadas pendientes. ¡Un espectáculo digno de ser contemplado!

Más adelante, uno de los picos más fotogénicos del Pirineo, el Midi d'Ossau, nos vigila a nuestro paso por el transfronterizo puerto de Portalet. La carretera se vuelve más tranquila cuando bordeamos los bucólicos embalses de Lanuza y Búbal. Pero si te crees que la marcha se ha terminado, te estás equivocando. El puerto de Cotefablo nos reserva una última sesión de curvas y nos recuerda que debemos volver por estos lares para divertirnos en mayúsculas. Después de desviarnos a la izquierda, hacemos una breve pausa para disfrutar de Torla y las sierras que la enmarcan. Ya en marcha aparece a nuestro lado el río Ara y, siguiendo su curso, llegamos de nuevo a Aínsa.



NO TE PUEDES PERDER...

Col du Tourmalet

Hablar de este paso pirenaico es hacerlo del Tour de Francia. Su historia está ligada a la prueba desde el año 1910, cuando Octave Lapize lo ascendió por primera vez. Precisamente, una estatua en su homenaje recibe a los numerosos aficionados al ciclismo que aquí se congregan. ¿Cómo conseguirán soportar el terrible desnivel? En cualquier caso, tanto si se va en bici como en moto, se trata de un buen lugar para descansar mientras se observa el constante ir y venir de viajantes de lo más variopintos. Cabe señalar que el puerto permanece cerrado en invierno, cuando forma parte del dominio esquiable de las estaciones de la Mongie y Barèges. 

Torla

Este pequeño pueblo montañés presume de una cuidada armonía arquitectónica, formada por las típicas casas de piedra con tejados de pizarra. Nada desentona en su imagen; incluso las montañas del horizonte parecen colocadas ahí para deleite del visitante. Por si esto fuera poco, Torla también es una de las puertas de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Resulta muy aconsejable emplear un día para descubrir a pie este entorno. Y es que no todo será conducir, ¿verdad?