Picos de Europa

A caballo entre Cantabria, Asturias y León, la caprichosa geografía de los Picos de Europa constituye un verdadero paraíso de la naturaleza, esculpido en forma de impactantes desfiladeros y laderas de un verdor intenso. Además, no podemos olvidarnos de la exquisita gastronomía local, con mención especial para el queso de Cabrales y la sidra. En cuanto al alojamiento, te sugiero elegir la localidad de Potes, que cuenta con mucha diversidad de hoteles, comercios y restaurantes. ¡No te arrepentirás!


Mirador del Pozo de la Oración con el Naranjo de Bulnes al fondo

PUNTO DE PARTIDA: Potes

La capital de la comarca de Liébana es conocida como la "villa de los puentes y las torres". Entre estas últimas llama la atención la Torre del Infantado, que data del siglo XV y actualmente exhibe diferentes exposiciones. Callejear por el núcleo antiguo, a orillas del río, no tiene desperdicio. También cabe destacar especialidades culinarias como el cocido lebaniego, el lechazo asado o el popular orujo.  


1ª RUTA - Vuelta a los Picos

Este itinerario es todo un clásico en el mundo motero, pues rodea por completo el Parque Nacional de los Picos de Europa. Desde Potes la ruta comienza a lo grande con los ángulos de impecable asfalto del puerto de San Glorio. La bajada no es tan excitante, sobre todo porque el suelo empeora, pero lo atractivo del paisaje contrarresta este inconveniente. Llegamos así al Embalse de Riaño, sitio ideal para reponer fuerzas después de tantas curvas... y para afrontar las que quedan. Seguidamente, los muros del desfiladero de los Beyos nos atrapan como si fuesen a caer sobre la carretera en cualquier momento. Continuamos hasta el Santuario de Covadonga, posiblemente el enclave más famoso del parque y, por ende, uno de los más masificados. Aunque lleva su tiempo, compensa hacer parada y visita. 

A partir de aquí el trazado se suaviza en cuanto a conducción. Descubrimos el mirador del Pozo de la Oración y su fantástica panorámica sobre el Naranjo de Bulnes, o Picu Urriellu para los asturianos. La carretera se introduce después a través de otros enormes farallones, los del desfiladero de La Hermida, para encontrarse más adelante con la localidad de Potes y cerrar el bucle de la ruta.

Fuera de este recorrido hay otros lugares que merecen la pena si dispones de más días de vacaciones. No dudes en subir al teleférico de Fuente Dé, que salva un desnivel de 753 metros y llega al borde de un impactante circo rocoso. Y si te gusta caminar, la famosa Ruta del Cares será la mejor excusa para bajarte de la moto. 



NO TE PUEDES PERDER...

Embalse de Riaño

Se le conoce como "la Suiza española" y no es de extrañar, dada la armonía formada por las escarpadas montañas, que se miran orgullosas en el agua. Puedes parar junto a la Ermita de Nuestra Señora del Rosario para conseguir una de las mejores perspectivas. El pequeño templo fue trasladado a su ubicación actual, piedra por piedra, cuando el enclave original quedó sumergido por el pantano. A su lado reposa el llamado "banco más bonito de León". Con vistas a tan relajante postal, los minutos pasarán casi sin que te des cuenta.

Santuario y lagos de Covadonga

Dentro del término municipal de Cangas de Onís es imprescindible que emprendas la subida a la Basílica de Covadonga, escenario de la primera batalla de la Reconquista, y a los lagos Enol y Ercila, situados unos quilómetros más arriba. Sólo un aviso: durante el verano el acceso está muy concurrido, así que guarda como mínimo un par de horas. Además, en el mes de agosto la entrada con transporte privado está prohibida durante la mayor parte del día. Por suerte, una línea de autobuses funciona con bastante regularidad.


2ª RUTA - De la montaña al Cantábrico

Este segundo recorrido sorprende por la variedad de paisajes que se alternan en escasos kilómetros, desde el panorama alpino del inicio hasta la grandiosidad del litoral cántabro. En los primeros compases, unas carreteras íntimamente integradas en el paisaje nos descubren pueblecitos como Carmona, cuyas casas señoriales son una muestra sobresaliente de la arquitectura regional. Pero nos alejamos de la zona montañosa y alcanzamos Santillana del Mar, ciudad de corte medieval donde vale la pena dedicar el tiempo necesario a descubrir sus rincones. 

Reemprendemos la marcha hacia el Faro de la Punta del Torco, que nos da la bienvenida con vistas a unos acantilados de vértigo. A partir de este punto empezamos a rodar paralelos al mar en un tramo que desearíamos que no terminara nunca: un manto verde cubre los prados hasta la misma línea de costa, donde golpean las olas espumosas del Cantábrico. 

Unos quilómetros después hallamos la población de San Vicente de la Barquera. Tras pasear por su pintoresca zona marítima, regresamos en dirección al interior hasta dar con nuestro ya conocido desfiladero de la Hermida, lo cual nos anuncia que estamos llegando otra vez a Potes. ¿Qué tal suena terminar allí el día con una merecida sidra?



NO TE PUEDES PERDER...

Santillana del Mar

Localidad de ineludible visita para quienes se encuentren en Cantabria, Santillana ha sido declarada Conjunto Histórico-Artístico por el notorio grado de conservación de sus nobles caseríos y calles adoquinadas. Es conocida popularmente como "la villa de las tres mentiras", ya que, según el dicho, "ni es santa, ni llana, ni tiene mar". Como guinda, en sus afueras se localizan las Cuevas Rupestres de Altamira. En verdad, lo que el público puede visitar no es la cueva en sí, sino una fiel reproducción situada en un museo anexo.

San Vicente de la Barquera

Resulta muy reconfortante caminar por la zona de la ría y cruzar el Puente de la Maza. Este fue levantado bajo el mandato de los Reyes Católicos y cuenta con 28 arcos. También es aconsejable subir a la colina donde se emplaza la Iglesia de Santa María de Los Ángeles. Desde allí se divisan, no muy lejos, las cimas de los Picos de Europa. Otra opción es aprovechar para comer y probar el tradicional "sorropotún", versión del guiso de bonito que se acompaña con cebolla, patatas y pimiento. ¡Una delicia!