Cordillera Central

Las contiguas sierras de Gredos y Guadarrama, en el Sistema Central, son un destino ineludible si vives en el interior peninsular. Y si resides lejos, haz un hueco en tu agenda para conocer esta franja que se extiende entre las provincias de Ávila, Cáceres, Segovia y Madrid. A través de sus escabrosas laderas, pilotar se convertirá en toda una experiencia. Querrás contemplar el paisaje a tu alrededor, pero la sinuosidad del trazado no lo pondrá nada fácil y robará tu atención mientras se te aceleran las pulsaciones... ¡Pura diversión!


Entorno del Parador de Gredos

PUNTO DE PARTIDA: Ávila

La ciudad de Ávila se ha ganado a pulso el título de Patrimonio de la Humanidad. Sus recias murallas son la mejor tarjeta de presentación, con nada menos que dos quilómetros y medio de perímetro, ochenta y ocho torres y nueve puertas. Fuera del recinto amurallado es conveniente visitar la Basílica de San Vicente, obra cumbre del románico abulense, además del mirador de los Cuatro Postes, desde el que se tiene una excepcional perspectiva del casco urbano. Por otro lado, un paseo intramuros permite descubrir vestigios medievales como la Catedral del Salvador, cuyas paredes están adheridas a la muralla.


1ª RUTA - Las dos caras de Gredos

Si hay una sierra motera por excelencia, esta es sin duda la de Gredos. Vamos a recorrer sus dos vertientes, norte y sur, uniendo los puertos de montaña más icónicos. Tras arrancar, las primeras curvas en dirección al Parador de Gredos son un presagio de lo que nos espera. La carretera se abre paso en mitad de un frondoso bosque de pinos hasta topar con el río Tormes. Circulamos en paralelo a su cauce y alcanzamos El Barco de Ávila, donde se impone una parada en su castillo del siglo XII. Un suave y tranquilo ascenso nos lleva al puerto de Tornavacas. La bajada, por contra, presenta una fuerte pendiente, con vueltas y revueltas a cada cuál más cerrada. Entramos en la provincia de Cáceres, más concretamente en el Valle del Jerte, donde nos rodean numerosos cerezos. Vale la pena venir en primavera, cuando florecen y tiñen el paisaje de blanco.

Nos desviamos a una carretera tortuosa y un poco bacheada que nos transporta al pueblo de Garganta la Olla y al aledaño Monasterio de Yuste. Ahora estamos en la Comarca de la Vera, una zona fértil regada por el río Tiétar. Más allá entramos otra vez en la provincia de Ávila y llegamos a Arenas de San Pedro, núcleo turístico de la cara sur de Gredos que multiplica su población durante el verano. Desde aquí trepamos al puerto del Pico a través de una de las carreteras más excitantes que se pueden transitar en moto. Paralela a ella discurre una antigua calzada romana que hoy es utilizada para la trashumancia. 

En este momento tenemos la opción de seguir hasta Venta Rasquida y enlazar con Ávila. Sin embargo, si preferimos alargar la ruta, podemos volver por donde hemos subido -nunca nos aburriríamos de hacerlo- y desviarnos antes de entrar en la población de Cuevas del Valle. El cruce aparece justo después de una curva cerrada, así que conviene avisar claramente de nuestra intención. No debería haber ningún problema porque hablamos de una área urbana con velocidad limitada a 50 km/h, pero ya se sabe... hay bastante "quemado" por ahí fuera. Seguimos con el objetivo puesto en el puerto de Serranillos, uno de los menos transitados de Gredos. ¿Adivinas lo que nos espera allí? Correcto, ¡más curvas! Después nos dirigimos a Burgohondo y, ahora sí, enfilamos el camino de retorno a Ávila.



NO TE PUEDES PERDER...

Castillo de El Barco de Ávila

Situado a orillas del río Tormes, fue construido en el siglo XII, aunque sufrió una primera reforma importante en el XIV. Se cuenta que antiguamente existía un pasadizo que transcurría por debajo del río y lo conectaba con la cercana torre del Prado Cubo. Ha sido bastante maltratado a lo largo de la historia y llegó incluso a servir de cementerio municipal a mediados del siglo XIX. Afortunadamente ha sido restaurado y en la actualidad acoge diversos eventos culturales

Garganta la Olla

Declarada Conjunto Histórico-Artístico y rodeada por cascadas y gargantas que explican su nombre, esta localidad posee un gran repertorio de casones con voladizos y balcones de madera. Merecen una mención edificios como la Casa de la Seda, la Casa de Muñecas y la Iglesia de San Lorenzo.


2ª RUTA - La sierra madrileña

Si no has tenido suficiente con el empacho de curvas de la primera ruta, aquí llega el segundo plato. Ponemos rumbo a la Sierra de Guadarrama, entre las provincias de Madrid y Segovia, para volver después por las estribaciones orientales de Gredos. Empezamos con un tramo bastante rápido y, tras algunos curvones, encontramos el Mirador de Ángel Nieto y, a escasos metros, el famoso puerto de la Cruz Verde. Sus animados bares son un punto de congregación de multitud de motoristas que, desde allí, dan comienzo a sus andanzas. Ahora bien, también hay muchos aficionados al postureo y a las fotos que pasan más tiempo en las terrazas que en la carretera... todo hay que decirlo. 

Por nuestra parte, seguimos hasta el Monasterio de El Escorial, que con sus grandiosas dimensiones no pasa desapercibido. Es más que recomendable hacer un alto en el camino y dejarse sorprender por su majestuosidad. Continuamos hacia el puerto de Navacerrada para afrontar las llamadas "siete revueltas", que nos conducen al próximo lugar de interés, el Real Sitio de San Ildefonso. La ciudad de Segovia queda muy cerca, pero lamentablemente no da tiempo de visitarla si queremos centrarnos en descubrir los parajes de la sierra. Es preferible guardar una jornada aparte para explorarla como es debido. En consecuencia, deshacemos nuestros pasos y volvemos al puerto de Navacerrada, cruce de caminos desde el que ahora vamos en dirección al puerto de Cotos, el techo de la ruta. Descendemos seguidamente a la localidad de Rascafría para volver a subir después al puerto de Canencia.

A continuación descubrimos Manzanares el Real, donde no podemos dejar pasar la ocasión de ver su coqueto castillo. Entre Robledo de Chabela y Cebreros avanzamos por una carretera ancha y de buenas curvas, cuya única pega es el cuantioso tránsito de los fines de semana. Muchos de los pinos piñoneros que aquí proliferan cuentan con más de dos siglos de edad. A la altura de Cebreros tomamos una vía más estrecha, aunque bien asfaltada, que nos lleva de vuelta a Ávila y sus inconfundibles murallas.



NO TE PUEDES PERDER...

Monasterio de El Escorial

El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial atrae a infinidad de turistas. En 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se terminó de construir en 1584, en el momento de máximo auge del Imperio Español, y el rey Felipe II lo proyectó con el fin de ganarse la admiración del resto de Europa. De hecho, se convirtió entonces en el edificio de mayores dimensiones del continente. Si se va con tiempo, existen visitas guiadas que pueden llegar a durar toda una mañana o una tarde. Hay muchos rincones por descubrir: el panteón de Reyes, la basílica, los museos, la biblioteca...

Real Sitio de San Ildefonso

Fue edificado por orden de Felipe V, el primer rey de la dinastía de los Borbones, como otro ejercicio de ostentación de la monarquía española. Los ocupantes del trono durante los siglos XVIII y XIX lo utilizaron como residencia de verano. Interesantes son las bóvedas pintadas al fresco, los cuadros de las salas y el mobiliario de los siglos XVIII y XIX. Pero quizás el espacio más célebre sean los jardines, obra del arquitecto René Carlier y construidos a semejanza de los del Palacio de Versalles, donde Felipe V pasó su infancia. Las distintas fuentes y esculturas le dan un toque de distinción. Infórmate de los días en los que se pueden ver funcionando pues merecen, y mucho, la pena.

Castillo Nuevo de Manzanares el Real

Conocido también como Castillo de los Mendoza y fechado en el siglo XV, constituye un ejemplo perfecto de fortaleza medieval española. Se ubica a la vera del embalse de Santillana y a los pies de la Sierra de Guadarrama. Resulta llamativa su planta cuadrangular, rematada bellamente por las cuatro torres. Como curiosidad, existen visitas teatralizadas en las que dos actores interpretan los papeles de Don Pedro de Zúñiga y Doña Isabel Asensio, moradores del lugar durante el siglo XVII, mientras realizan un recorrido de cuarenta minutos por las distintas estancias.